martes, 22 de septiembre de 2020

EL NAUFRAGIO ESPIRITUAL

 

EL NAUFRAGIO ESPIRITUAL




HECHOS  27

39.  Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero veían una ensenada que tenía la playa, en la cual acordaron varar, si pudiesen, la nave.

40. Cortando, pues las anclas, las dejaron en el mar, largando también las amarras del timón; e izada al viento la vela de proa, enfilaron hacia la playa.

41. Pero dando en un lugar de dos aguas, hicieron encallar la nave; y la proa, hincada, quedó inmóvil, y la popa se abría con la violencia del mar.

42. Entonces los soldados acordaron matar a los presos, para que ninguno se fugase nadando.

43. Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, les impidió este intento, y mando que los que pudiesen nadar se echasen los primeros, y saliesen a tierra;

44. y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra.

 

En la reflexión que les quiero compartir hoy, nos vamos a centrar en el versículo 41.

Todo creyente mantiene permanentemente un peligro en su vida y ese peligro es el de caer “en un lugar de dos aguas” dice aquí la palabra que iban navegando pero dando en un lugar de dos aguas, era un bajío o un arrecife junto a las orillas de la playa, el barco llega a ese punto y queda allí atrapado; Vr 41 hicieron encallar la nave quedó allí atrapada, y la proa, hincada la parte delantera  quedó hundida inmóvil y la popa, la cola del barco, se abría con la violencia del mar, las aguas del mar empezaron a destrozar el barco. Ya sabemos que todos se salvaron pero en lo que yo quiero hacer énfasis es en lo siguiente:

El naufragio espiritual en un creyente se produce cuando el creyente entra en lugares de dos aguas, ¿Cuándo se encuentra un creyente en un lugar de dos aguas? Cuando creyendo en Dios y en su palabra no la obedece, no la práctica, no la vive.  La invitación es a que meditemos seriamente en este tema, a que usted evalué, a que usted se confronte, a que usted  analice mi amada(o) creyente. A que usted analice si quizás usted ha entrado en lugares de dos aguas o ya se encuentra o está en un lugar de dos aguas; el creyente no puede estar en un lugar de dos aguas.

Quizás la barca de su vida esta encallada hace rato y usted no se ha dado cuenta y el enemigo es experto en llevarnos a nosotros los creyentes mientras navegamos por esta vida a caer en lugares de dos aguas.

Fue cuando cayendo en lugares de dos aguas que literalmente la proa del barco quedo hincada y la popa se empezó a destrozar porque las aguas le dañaban, le golpeaban, el barco perdió la flexibilidad natural que debe tener dentro de las aguas del mar y al quedar encallado, quedó estancado.

 

ESTANCAMIENTO ESPIRITUAL

El encallamiento hoy se traduce como estancamiento espiritual. Un creyente puede llevar una vida  devocional, mantener una rutina espiritual, ir a la iglesia todos los domingos y aun así mi amada(o) estar estancados en su vida espiritual. ¿Por qué?  Porque el creyente sin darse cuenta  entra a un lugar de dos aguas, y así les pasó a estos navegantes en el que iba el apóstol Pablo.

Y así muchos creyentes se han estancado entre la obediencia y la desobediencia, entre las aguas de obedecer la palabra y las aguas de obedecer su alma, entre las aguas de abrir su boca para bendecir y abrir su boca para maldecir, entre las aguas de perdonar y las aguas de mantener el rencor y el odio, entre las aguas de la fe y las aguas de la duda y la lógica, entre las aguas de la santidad y las aguas del pecado, dos aguas que traen un estancamiento supremamente peligroso porque dice éste versículos en hechos 27: 41 que estas dos aguas hicieron encallar la nave y cuando nosotros entramos en esas dos aguas en las aguas de la palabra, en las aguas del mundo, en las aguas del deseo de buscar de Dios y en las aguas de satisfacer la carne y no hacerlo, en las aguas de apasionarse por las cosas de Dios y en las aguas de apasionarse por las cosas del mundo, corremos el riesgo de estancarnos.

Es común encontrar expresiones como ésta: “No sé qué pasa con mi vida espiritual ser cristiano a mí me quedó grande” si usted pretende ser cristiano en sus fuerzas navegando en lugares de dos aguas por supuesto usted no va a poder ser cristiano, usted no va a poder ser un verdadero creyente, usted no va a poder ser un verdadero discípulo de Cristo.

Sin embargo la invitación que Dios hace a  todo aquel que está estancado espiritualmente, donde el reflejo de ese encallamiento es la falta de crecimiento espirirtual, el poco  apasionamiento por la palabra, por las escrituras, la falta de amor por Dios, el poco interés por ser testimonio, la desidia para congregarse, para reunirse  junto con  el cuerpo de Cristo, cantar alabanzas y gozarse en comunión, porque ciertamente el congregarse fortalece, quien niega este principio y afirma  no necesitarlo, está negando la palabra, porque la Biblia dice que no debemos dejar de congregarnos como algunos tienen por costumbre. Y como el apóstol Pablo le hablaba a las iglesias hoy yo le digo a usted hijito amado(a) si usted está encallado en un lugar de dos aguas yo le invito a que se proponga salir de ahí, a que se proponga salir de ese lugar, a que se proponga salir de ese naufragio espiritual, le invito a que examine su vida, el estilo de vida que lleva y a que usted salga navegando a aguas profundas de la consagración.

Al igual que en la antigüedad hoy día son muchos los creyentes que se acercan a Dios, se empiezan a congregar, empiezan a asistirá una iglesia pero con el paso del tiempo ese crecimiento se detiene, se estanca, pareciera que diera marcha atrás y muchos luchan con ese estilo de vida, otros a pesar de años de conocer de Dios luchan con el tema de la oración, les cuesta mucho trabajo, les cuesta mucho abrir su boca, les invitan a orar en una vigilia etc. y solo pueden cerrar los ojos y no abrir la boca, pasan dos minutos y se están durmiendo. Hay gente a la que le dice uno ore y no le salen las palabras, esta encallado, está en medio de un naufragio espiritual y yo le aseguro que esas personas son las personas que más se dejan llevar y dominar por su alma, usted los puede sentar mil veces y hablarles de Dios, de la palabra, del perdón, de la conciliación, de la santidad, de dejar el pecado etc. usted puede gastar miles y miles de horas pero salen de la iglesia y al otro día están en lo mismo.

Entonces cuando una persona entra en un naufragio espiritual de las primeras cosas que vienen es un estancamiento, porque es detener el crecimiento, es detener el obrar del Espíritu Santo, es resistir al Espíritu Santo, es contristar al Espíritu Santo y la gente ama a Dios, quieren a Dios y creen en la palabra y le quieren servir al Señor pero destrozan sus vidas, destrozan sus hogares con la boca, con sus manos, con las palabras que pronuncian, maldicen con facilidad, abren su boca para dañar a otros sin darse cuenta que mientras abren su boca para hacer esto están dando lugar a satanás para que entre en sus vidas y no les importa. Hay gente que enceguecida en un momento de ira hace y dice lo que sea, lo que se les venga a la cabeza lo están diciendo y van dañando y van ofendiendo, pero van a la iglesia, escuchan los devocionales, leen la palabra, doblan sus rodillas y le piden a Dios ayuda y sabiduría, pero al mismo tiempo se levantan y afrontan las situaciones de la vida a patadas, con grosería, van dañando y maldiciendo todo lo que está a su alrededor, van invocando con facilidad a satanás y lo van invitando, van deseando la muerte con facilidad, van haciendo unas cosas tremendas en sus vidas contristando al Espíritu Santo de Dios y yo les pregunto ¿Por qué actuamos de esa manera?¿Por qué actuamos de esa forma?¿Por qué nos comportamos como si fuéramos náufragos espirituales o es que definitivamente naufragamos y no nos hemos dado cuenta? Y esto no se trata de que usted diga hoy sí, tengo que reconocer que esa es mi situación, a Dios no le importa cómo está usted hoy sino que va a hacer frente a la situación. Lo grave no es pecar, lo grave es mantenerse en pecado, lo grave no es caer, lo grave es mantenerse caído, lo grave no es que el diablo ataque, lo grave es dejarse vencer, lo grave no es ofender, lo grave es seguir ofendiendo. Y ¿Por qué luchamos tanto? Porque estamos como este barco, damos con lugares de dos aguas, entre la obediencia a Dios y la desobediencia a su palabra, entre la santidad y lo mundano, entre los principios de Dios y en los del mundo.

¿Cómo se encuentra usted hoy? Y si usted reconoce que  está en un momento de su vida  como este barco “en un lugar de dos aguas” encallado, estancado, en donde no hay crecimiento, en donde usted dice no he hecho nada y sigo igual y ya no sé qué más hacer. Cuando una persona esta desesperada en medio de un naufragio espiritual y dice: ya no sé qué más hacer, ya no sé qué más inventarme, ya no sé qué otra cosa hacer; es porque literalmente está queriendo hacer las cosas en sus fuerzas. Cuando a causa de pruebas duras, dolorosas o difíciles etc. usted se desespera y a lo difícil que usted está viviendo le empieza a sumar más errores y más problemas, usted no está confiando en Dios, usted no está esperando en Dios, sino que usted desesperado por los problemas va y comete errores porque se está dejando invadir de la desesperación, de la angustia, y quien así actúa pues que le está diciendo a Dios…pues que no confía en Él.

Bueno y

 ¿Cómo salgo de ese naufragio espiritual? 

Muy sencillo mi amado(a), para salir de un naufragio espiritual usted se debe acercar a Dios en oración como nunca antes y quizás a través de las situaciones duras, dolorosas, difíciles que usted está viviendo solo Dios está tratando de decirle: ¿Hasta cuándo has a entender que no es en tus fuerzas si no en las mías? ¿Hasta cuándo has de entender que has de doblar rodilla para buscar mi presencia? ¿Hasta cuándo has de entender que no es con tu mente, con tus emociones, con tu alma que vas a solucionar las cosas? No es en tus fuerzas. Si en medio de los problemas yo me desespero, me angustio, no tomo el control en mis emociones, empiezo a reaccionar solo basado en mi alma, entonces yo lo que le estoy diciendo al Señor es que yo no estoy confiando en su provisión sino que estoy confiando literalmente en mi voluntad y en mi sabiduría para hacer las cosas. Dios es nuestro proveedor y Él puede proveer no solo las cosas materiales, la salud, el trabajo, la sabiduría que necesitamos para superar dificultades, Dios provee la sabiduría y las estrategias que necesitamos para superar ese naufragio espiritual que nos mete en un estancamiento y empezamos a morir poco a poco.

Yo le invito a usted que lee esto a que salga de todo lugar de dos aguas en el que usted se encuentre, porque el lugar de dos aguas no trae vida, no trae crecimiento, no trae progreso, no trae avance, no trae sanidad al alma, no trae libertad. Y si usted reconoce que su alma hoy se está moviendo en lugares de dos aguas, entre lo que usted sabe que debe hacer por la palabra y entre su voluntad almática, deje de manejar sus cosas en sus fuerzas, deje de manejar las cosas a los gritos, a los manotazos, deje de manejar las cosas con amargura, deje de manejar las cosas con esas autosuficiencia que hace que se lo trague vivo una enfermedad y usted no le dice a nadie que tiene una enfermedad por pena, por vergüenza y usted no entiende el principio de unidad de la oración, cuando un grupo de personas se unen a orar suceden cosas tremendas, pero su autosuficiencia o la vergüenza que a usted le produce que sepan lo que a usted le sucede y las verdaderas causas, el diablo por eso lo tiene callado(a) llevando las cosas en sus fuerzas. No se mueva en dos aguas…en la dependencia de Dios y en la autosuficiencia suya, no se mueva en lugares de dos aguas que pidiendo que Dios le bendiga y le restaure pero dañando y destrozando todo con su boca, con sus reacciones, con sus emociones, con sus equivocaciones, no se mueva más en lugares de dos aguas. Yo le quiero invitar a usted a meditar en este tema, porque muchas veces Dios quiere restaurar pero usted mi amado(a) se mueve en las aguas del resentimiento, en las aguas del rencor, en las aguas de la prevención, en las aguas del miedo, en vez de moverse en las aguas de la fe y la confianza en Dios y por eso no ha podido ser restaurada(o) en muchas cosas que Dios ha querido restaurarle. O nos movemos en las aguas de la fe o nos movemos en las aguas de la duda, pero muchos mis amados no han aprendido a moverse en las aguas de la fe…o yo creo o yo creo. La fe es moverse en las cosas que usted no sabe cómo va a terminar el asunto, como se van a dar las cosas.

La fe es cuando usted da un paso y le está creyendo a Dios porque usted no sabe qué va a suceder, ni de dónde van a venir los recursos, usted solo tiene fe. La fe radica en lo invisible, en lo que usted no ve, en la certeza como lo dice en el libro de Hebreos, en una certeza donde literalmente usted no sabe, usted no lo puede manipular, es decirlo con convicción. Y muchas veces no nos escuchamos el lenguaje que utilizamos y nos engañamos y tenemos velos puestos y nos movemos en lugares de dos aguas y por eso la fe no crece y el Señor no se manifiesta porque usted se mueve en dos aguas entre las aguas de la fe y las aguas de la duda y eso trae estancamiento. ¿Cómo está ejercitando hoy su fe? ¿Se está moviendo en dos aguas?

Dios es especialista en cosas sobrenaturales… Es hora de salir del naufragio espiritual.

Dios les bendiga grandemente.

Pastor John Jairo Camargo Salguero

Iglesia Cristiana Integral

Embajadores de Esperanza

 

 

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