sábado, 17 de octubre de 2020

LA SANIDAD DEL LEPROSO



Mateo  8
1.      Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.
2.      Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
3.      Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; se limpio. Y al instante su lepra desapareció.
4.      Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.
 
La palabra es maravillosa, en los textos bíblicos podemos conocer un poco de lo que vivía un leproso en aquella época; un leproso no podía tener contacto personal con nadie, debido a que esta enfermedad  no tenía cura, la persona viviría así por el resto de sus días, tenía que relegarse socialmente, aislarse, no podía tener una vida social normal, ni trabajar, ni tener ayuda, ni abrazar a sus familiares, ni siquiera verlos. Entonces el leproso era una persona que quedaba limitada en su vida, y tenía que habitar fuera de la comunidad en los desiertos, en los rincones de los bosques y cuando por la zona donde el leproso habitaba, pasaba un forastero o alguna persona, él tenía que gritar, él tenía que vociferar su enfermedad para que la gente fuese advertida.
En la edad media los sacerdotes de la iglesia católica se ponían sus vestiduras sacramentales y cogían un crucifijo en la mano y se acercaban al leproso convencidos que el crucifijo los iba a proteger y lo llevaban a la iglesia y le hacían una ceremonia de funeral, casi que le hacían o le aplicaban los santos oleos, aunque la persona estuviera viva hacían eso, ¿Por qué lo hacían? Porque a los ojos de la religión católica el leproso se consideraba muerto, entonces el leproso tenía que vestir de una manera específica, una enfermedad muy dolorosa que causaba vergüenza social, que causaba un dolor físico muy grande, que producía soledad, angustia, tristeza, depresión, es decir ser leproso era lo peor que le podía pasar a un ser humano. 
Esta enfermedad gracias a Dios logró ser erradicada del mundo aunque aún hay un porcentaje de personas que presentan ésta enfermedad. Particularmente aquí en Colombia un pueblo conocido como Agua de Dios cercano al municipio de Tocaima cerca a Bogotá era el pueblo a donde llevaban a los leprosos hace unos años, había un hospital dedicado a eso y ya cuando se determinaba que la persona tenía lepra había un puente que cruzaba un río y ese puente iba dar al otro lado a un bosque y los leprosos eran obligados a cruzar ese puente e ir a internarse en ese bosque a vivir y morir allí.

APLICA LA PALABRA
Lo primero que tenemos que resaltar en nuestra cita de Mateo 8:1-4 es que tenemos dos protagonistas, en primer lugar el Señor Jesús y el segundo es un hombre leproso, y éste hombre leproso se acercó al Señor Jesús es decir no es el Señor Jesús quien se acerca al leproso sino es el leproso quien se acerca al Señor Jesús y de aquí extraemos varias enseñanzas:
1.      Cuando usted tiene una necesidad física, espiritual o del alma, usted necesita reconocer su incapacidad para ser sano por sí mismo, muchas veces cuando Dios llama a una persona al arrepentimiento y la llama una vez, dos veces, tres veces, la está llamando a tiempo porque el Señor nunca llega tarde evitándole más adelante quien sabe que problemas más graves. Pero cuando la persona no acepta, cuando la persona no escucha, cuando la persona endurece su corazón, sigue haciendo con su vida lo que le parece, lo más probable es que a esa persona le pase algo malo que le haga sufrir, que le produzca daño, que le produzca dolor, muchas veces ese daño es temporal pero lamentablemente muchas veces ese daño es para el resto de sus vidas y esto se ve por ejemplo: Cuando hay personas con enfermedades terminales y muchas veces Dios tiene que utilizar éstas situaciones tan dolorosas para que la persona se acerque, pero puede estar tan duro el corazón de la persona que no se vuelve a acercar; entonces está acarreando para sí maldición.
Muchas veces hoy a nosotros no nos va a dar físicamente una lepra como la tenía este hombre pero al alma si le puede dar una lepra espiritual, hay personas que están llenas de la lepra de la amargura, de la lepra del enojo, de la lepra del dolor la decepción, de la lepra de la desconfianza de la paranoia, de la lepra del fracaso, de la lepra del negativismo, de la lepra del pecado, y si es ese el caso y usted reconoce que hay en su vida una lepra que lo hace caer, lo hace tropezar, ¿es quizás la lepra de la inconstancia  espiritual? y lo podemos considerar así porque la lepra contaminaba el cuerpo y lo invadía, la lepra de la inconstancia espiritual es una lepra que literal lo contamina a usted, lo invade y lo controla, no lo deja crecer, no lo deja avanzar, la lepra de la carnalidad, de la tibieza espiritual, entre muchas más. En todo caso en medio de nuestras luchas personales que cuando no son controladas y ya llevan mucho tiempo hermano podemos hablar de una lepra que nos está invadiendo, no nos la hemos podido quitar de encima…así es la lepra.

Pero éste hombre se acercó a Jesús reconociendo su incapacidad para ser sano por sí mismo, generalmente cuando una persona tiene el corazón endurecido y le dicen que tiene una enfermedad lo que hace es no buscar a Dios sino irse para internet a buscar e investigar sobre dicha enfermedad y a empezar a ensayar cuanto remedio se le ocurra. Esa persona está creyendo que puede ser sana por sí misma o empieza a acudir a cuanto médico se le ocurre, pero la persona que es sensible a Dios y que reconoce su incapacidad como éste leproso se acerca al Señor Jesucristo. Este leproso sabía que debía depender de Cristo para poder obtener el milagro que necesitaba de su sanidad.

La palabra no nos dice cuanto tiempo llevaba este hombre enfermo. En Lucas 5:12 narrando el mismo hecho leemos que se presentó un hombre lleno de lepra, o sea que no era una parte, su cuerpo entero estaba lleno de lepra, este leproso tenía totalmente invadido su cuerpo por la lepra. Imagínese usted que la lepra afectaba a nivel externo la piel pero también a nivel interno salían llagas que afectaban los órganos, la voz, la respiración, los tendones, los músculos, las uñas, las manos, los pies, el rostro desfigurado pudriéndose a pedazos, pudriéndose de a pocos, no tenía sensibilidad en su cuerpo, olía a podrido e inmundo.


Pero éste hombre nos enseña que cuando hay una necesidad que invade nuestra alma, una lepra, tenemos ir donde el Señor Jesús, buscarle y acudir para superar ese problema.
El leproso expreso una reverencia, dice allí en el versículo 2: Y se postró ante él, en Lucas dice: El cual viendo a Jesús se postró con el rostro en tierra.
¿Qué hizo el leproso? Le rogó al Señor y le dijo: Señor si quieres puedes limpiarme, si usted mira los evangelios tanto Marcos como Lucas dicen que pidió rogando, el verbo griego “rogándole” que traduce del original “Paracaleo” y que significa suplicar, clamar, es decir éste hombre cuando le dijo: Si quieres puedes limpiarme no se lo dijo hablando, se tiró al piso delante del Señor Jesucristo y llorando a grito entero, desesperado le dijo: Señor si tu quieres puedes limpiarme, tu puedes quitarme esto que me agobia y muchos quizás hoy necesitamos hacer esa acción de clamor, quizás usted necesita tirarse delante de la presencia del Señor, reconocer su incapacidad para cambiar por usted mismo, para ser sano por usted mismo, para decirle al Señor quita de mi alma ésta lepra.

¡Uy Señor como pienso yo en comida! ¡como amo la cocina, la comida! ¡Cuánto amo satisfacer la carne!  ¡Como me gusta mirar con mis ojos lo que no debo! y yo reconozco delante de ti que yo tengo una lepra inmunda. 

Quizás su lepra sea la mentira porque usted es un mentiroso, un manipulador, su alma está llena de lepra y le digo hoy hermano(a) si usted no se arrepiente, usted no va a ver la gloria de Dios en su vida, no sea autosuficiente, no sea manipulador, no sea mentiroso, muchas cosas usted las ha hecho con mentira en la vida, suelte esa lepra y vaya a los pies del Señor Jesús y pídale perdón llorando, clamando, pídale al Señor que lo perdone y que le ayude a ser libre de esa lepra que es una enfermedad que usted tiene allá en el alma, no sea usted mentiroso, no manipule más para obtener lo que usted quiere, para obtener favores de mujeres, para obtener sexo, para obtener plata, para obtener recursos, no sea manipulador en los negocios, no haga eso ¡suelte esa lepra y arrepiéntase!
Reconozca que eso no es un problema menor, si no mayor, grave que lo lleva a usted a estar en pecado y usted quiere restauración de Dios  y es muy bueno para hablar y decir que confía en Dios y que Dios es bueno sin embargo la respuesta no le llega y pasa y pasa el tiempo porque usted no ha entendido hermano(a) que se debe postrar como lo hizo éste leproso y el Señor Jesucristo está dispuesto a sanarle esa lepra que esta impregnando su alma desde hace tanto tiempo, quizá usted tenga que decir Señor sáname de la inconstancia espiritual, de la tibieza espiritual que no me deja crecer, que no me deja avanzar, que no me deja seguir adelante, que me lleva a vivir una vida espiritual totalmente pobre en una indigencia espiritual aunque usted vista la ropa de última moda, aunque usted ande en el carro último modelo, pero delante del Señor es un completo indigente espiritual y usted no se ha dado cuenta porque el diablo lo tiene totalmente enceguecido(a).

Por lo anterior es que muchas de las cosas no marchan porque usted se ha burlado del Señor y lo ha tratado como ha querido hermano(a),  ante los demás usted maneja una aparente piedad, solo maneja la apariencia de piedad, de amor y obediencia a Dios. Hoy lo invito a que usted a través de esta palabra se arrepienta, se aparte, pida perdón al Señor y reconozca su lepra espiritual, se lo suplico, os ruego por las misericordias de Dios que reconozcamos hoy delante del Señor nuestra indigencia espiritual, esa lepra espiritual que quizás le tiene invadido a usted varón o mujer que no ora, que no se quiere consagrar, que ni siquiera para llegar puntual a un culto, no le es importante porque no hay celo, porque hay gente que solo va a recibir la palabra pero no a darle a Dios de su corazón adoración y alabanza. Y el leproso le habló y le rogó a Jesús diciendo: Si quieres puedes limpiarme, pero usted no va a superar esa tibieza espiritual esa pereza para orar, ese vaivén ese doble animo que no lo deja ser constante hasta que usted se arrepienta, hasta que usted busque a Dios de rodillas, hasta que usted no le diga al Señor no puedo seguir así, Señor yo soy una persona tibia espiritualmente y lo tengo que reconocer, que yo hago todo en mis fuerzas, que yo soy muy recursivo para hacer negocios, levantar dinero de una manera y de otra y así vivo la vida y a esto le llamo bendición pero no es así. Quizás hoy se tenga que arrepentir de su autosuficiencia, porque usted nunca depende de Dios, porque usted no ha querido consagrarse, porque a usted se le habla la palabra y le entra por un oído pero por el otro se le sale, hoy le digo amado(a) oveja que lee esto arrepiéntase, pídale perdón al Señor, vuélvase al Señor.
Y éste hombre le dice: Señor si quieres puedes limpiarme, y esa palabra Señor en el griego viene de una raíz que es (Kurios) que significa Señor, amo, dueño; lo que este leproso le dijo fue: yo soy tu esclavo, yo soy tu siervo, yo soy de tu propiedad y si tú quieres puedes limpiarme, si tú quieres puedes sanarme.

Dice la palabra en Jeremías 33:3  un  versículo que hemos convertido en una vulgar frase de cajón, que todo el mundo se aprende y repite sin tener entendimiento de lo que éste versículo significa dice: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Este versículo habla de la palabra, está respondiendo Dios que revelara su palabra, y no olvide que en el nuevo testamento dice el Señor Jesucristo: Si conocemos la verdad, la verdad nos hará libres. Entonces en Jeremías 33:3 lo que el Señor está diciendo es: Yo te prometo libertad, búscame, clama a mí, dobla rodilla, reconoce delante de mí, quebranta tu corazón. Y esa expresión: si quieres es: reconozco que tú tienes el poder pero está en tu perfecta voluntad sanarme o no sanarme.

Mi amado(a) hay gente que tiene duro muy duro el corazón que aún con una enfermedad Dios los trata y aún así endurecen su corazón, porque tienen una cerviz dura. El leproso está reconociendo delante del Señor yo no soy nada, nada es nada. Mis amados el Señor nos está llamando hoy a reconocer la lepra que quizás está invadiendo su alma, el leproso fue sanado por el Señor, el Señor le dice: quiero… se limpio, y al instante su lepra desapareció. Marcos dice: Jesús teniendo misericordia de él, significa tener compasión y la misericordia del Señor lo llevó a identificarse con el sufrimiento de éste hombre, con el rechazo y el dolor. 

El leproso intocable fue tocado por Jesús, el leproso rechazado fue aceptado por Jesús, y éste es el llamado de nuestro ministerio Embajadores de Esperanza, tocar con la palabra a aquellos corazones contaminados y llenos de lepra, esta es nuestra responsabilidad y de ahí para allá lo que pase le corresponde sólo a Dios.

Y en tres palabras el Señor Jesús reveló su voluntad, me pregunto si este hombre habría llegado a leer jeremías 33:3 y lo hago porque este versículo está aquí reflejado, porque en tres palabra Jesús le revela su voluntad, el leproso se postra, clama y se humilla y el Señor le responde y a través de tres palabras le revela su majestuosa voluntad diciéndole: Quiero se limpio. Si usted entendiera que Dios lo quiere a usted sanar de esa lepra que quizás usted reconoce hoy, de esa lepra que le tiene invadida su alma de esa ira, de esa rabia, de ese rencor, de ese odio, de ese resentimiento, de tantas cosas que invaden su alma hoy. Si usted se acercara hoy clamando al Señor, doblando sus rodillas y humillándose, porque a muchos los está llamando Dios a pasar noches enteras de rodillas si quieren ver respuestas, a solas de rodillas clamando, se encontrarían quizás con la sorpresa de que el Señor les diga: Quiero se limpio…y cuando el Señor dice quiero está manifestando su plena y suprema autoridad y lo declara limpio con su autoridad, al instante su lepra despareció. 
Dice en Marcos: así que él hubo hablado al instante la lepra se fue de aquél y quedo limpio. Lucas dice: y al instante la lepra se fue de él. Ahora tenemos un ex leproso que testificó de Jesús diciendo: pero ido él comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, sin embargo el Señor le dijo: Mira no lo digas a nadie, se lo prohibió, ¿Por qué el Señor se lo prohíbe? Porque había un orden para agradecer, para recibir de parte del sacerdote una limpieza etc. Para ofrecer un sacrificio.
Mis amados yo los quiero invitar a meditar en todos estos devocionales que hemos estado dando, a que no tome la palabra con ligereza, dice la biblia dos versículos que me martillan la cabeza hoy todavía :
1.      No contristéis, que significa entristecer al Espíritu Santo de Dios.
2.      No resistáis al Espíritu Santo de Dios.
El Espíritu Santo lanza la palabra que usted está leyendo en este día, usted  sabe si en su alma hay lepra, cosas que lo contaminan., cosas que no lo dejan consagrarse, cosas que se ven muchas veces como inofensivas, la pereza, la tibieza, el cansancio, las múltiples ocupaciones, quizás es esa lepra a la que usted no lo deja congregarse todos los domingos de manera fiel, usted debe meditar y examinarse a la luz de la palabra y pedirle al Señor que le ayude, clamar al Dios del Cielo.
 
Bendito Dios te pedimos abre hoy nuestros ojos, porque nos han enseñado de manera equivocada que el evangelio se trata de un camino lleno de rosas y solo bendiciones pero ¿Dónde queda la santidad? ¿Dónde queda la responsabilidad espiritual personal? ¿Dónde queda la consagración? ¿A caso tú nos llamaste a solo ser codiciosos, millonarios porque somos hijos tuyos? ¡No! Tu nos llamas bendito Dios del Cielo a la obediencia, a la santidad, a vivir apartados, te pedimos Señor  y te suplicamos que nos ayudes, ayúdanos Señor en estos tiempos tan difíciles donde la consagración se tiene en poco y no es importante, ayúdanos bendito Dios del Cielo te lo pedimos y te lo suplicamos en el  poderoso nombre de Jesús amen y amen.
 
Pastor 
John Jairo Camargo Salguero.
Iglesia Cristiana Integral
Embajadores de Esperanza

 

                                                                                             



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¿Idealizando?

 ¿Quien dijo que la vida es fácil? ¿Quien dijo que caminar tomado de la mano de DIOS es fácil? ¿Quien dijo que en esta vida todo es felicida...