1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Después
de que Juan estuvo preso en la Isla de Patmos, vivió en Éfeso, escribió las
tres cartas y allí terminó sus días. La primera carta de Juan es la mas extensa
de las tres y en esa carta Juan se propone enseñarnos y mostrarnos que Dios es
luz. Nos explica porque Dios es luz.
1 Juan 1:5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
No hay comunión con Dios cuando el creyente anda en tinieblas y
este es uno de los problemas que hoy en la iglesia no se identifica porque la
gente vive como quiere diciendo ser creyente.
Andar en luz significa andar conociendo la verdad y en santidad,
recordemos que santidad no es perfección, santidad es vivir apartado para Dios,
consagrado para Él; apartados de este sistema de cosas, aunque vivimos en el
mundo no somos del mundo.
Una de las evidencias de que usted es salvo y anda en luz es la comunión
con los hermanos en Cristo, por eso es tan satánico cuando una persona siendo
creyente se aísla a vivir el evangelio, desde su propia comodidad, sosteniendo
que puede llevar una vida cristiana sin congregarse, sin iglesia, sin comunión.
Esos argumentos no son bíblicos.
Dios sabe que para traer libertad a la vida de una persona muchas
veces es mejor prepararla, porque si la persona no esta preparada para recibir
las bendiciones de Dios, las mismas le pueden hacer daño. La principal libertad
que la persona debe recibir es la espiritual, si usted no esta preparado para
recibir cosas de Dios, Dios no se las va a dar, recordemos las palabras del
Señor Jesús en Mateo 9:17 Ni echan vino nuevo en
odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los
odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro
se conservan juntamente.
En 1 Juan 1:9 el Señor nos muestra un principio
de libertad, que si no lo entendemos muchas cosas en la vida no se van a dar.
Una de las cosas que usted necesita para que venga restauración a su vida es
libertad. En el original griego restaurar significa, dejar mejor que el
original, o sea que la restauración de Dios no es remiendo, es dejar mejor que
el original. La libertad espiritual se da desde el alma.
Ahora, para que venga libertad lo primero que
debemos hacer es confesar. La palabra confesar se compone de tres acciones,
hablar, decir, declarar mi falta. Estas acciones parecen redundantes pero no lo
son, son acciones que tienen que estar dirigidas a Dios, porque Él es el único que
puede traer libertad. Muchas veces tenemos cuentas largas con el Señor, son
aquellas cosas que usted hace que no le agradan a Dios, se las cuenta al Padre
pero de una manera superficial, es necesario declarar a Dios las faltas con
detalle, abrir el corazón y desnudarse delante de Él, es necesario hablarle a Dios
el gusto de ese pecado, si el pecado no gustara, ningún ser humano pecaría; es
necesario detallar lo que usted hizo, sus pensamientos, sus sentimientos, sus reacciones.
¿Por qué viene libertad al alma cuando usted
confiesa? Porque cuando usted confiesa, lo que hace es trasladar el control de
aquello llamado pecado del reino de las tinieblas al reino de la luz. Cuando
usted tiene cosas en su vida con las que lucha, pecados, faltas, todas esas
cosas que usted hace tienen una repercusión en el mundo espiritual, recordemos
los blog anteriores. Por eso es tan importante la confesión, porque cuando lo
hace usted activa la fidelidad y la justicia de Dios sobre su vida. Dios
previamente a dispuesto su fidelidad y su justicia, es usted quien debe aceptarlo
sobre su vida con la confesión.
Con acciones usted puede ocasionar que vengan
respuestas de parte de Dios y no somos conscientes de eso. La confesión no es
simplemente un acto de hablar y decir, por eso es tan anti bíblico que usted le
cuente sus pecados a un sacerdote, usted puede desahogarse, pero en lo
espiritual no generar ningún efecto, eso no le trae libertad, su alma no
necesita descansar de algo que tiene guardado, su alma necesita la libertad que
da únicamente el Dios del cielo. Eso es lo que pasa muchas veces en las
iglesias que se centran tanto en el escenario, las luces, la música, llevan a
la gente a centrarse solamente en sus sentidos, pueden llorar y creer que descansaron,
pero solo es emoción.
La confesión de corazón al Dios Padre, mueve a
favor suyo la fidelidad y la justicia de Dios. Si usted lo hace de una manera
superficial, realmente no hubo confesión. Dios conoce su corazón, Dios sabe quién
tiene un arrepentimiento genuino delante de Él.
El secreto de cuando usted presenta la confesión a
Dios, es que usted pasa su alma del reino de las tinieblas al reino de la luz. Cuando
usted pasa del reino de las tinieblas al reino de la luz, automáticamente le
quita el control a satanás y se esta sometiendo al control de Dios. Ahora
entendemos porque en versículos anteriores viene hablando de que Dios es luz,
no es casualidad. La confesión hace parte de la preparación que anunciamos
anteriormente, con la confesión Dios le empieza a preparar para traer libertad
a su vida.
Ahora, cuando usted confiesa su pecado y lo hace
de corazón, usted debe tener una seguridad, antes de que usted se levante de
sus rodillas, Dios ya le ha perdonado. Su perdón es inmediato, pero la limpieza
es un proceso. Muchas veces viene un estancamiento espiritual porque no
entendemos ese proceso de limpieza, no lo queremos vivir y no avanzamos en el
mismo. Coloquemos un ejemplo; una mujer casada, a pesar de decir que ya perdono
a su esposo por alguna falta y ella está llena de resentimiento y continua
alimentando ese resentimiento no está viviendo ese proceso de limpieza, no le
está dando libertad al Espíritu Santo para que venga libertad y una
transformación en su relación.
En el salmo 139: 23-24, salmista expresa: Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
Las palabras examíname, conoce, pruébame, ve y
guíame son verbos, en el hebreo estos verbos tienen una participación activa
del sujeto, él participa con la disposición del corazón. El salmista le está
diciendo a Dios, ejecuta tu la acción y yo me dispongo. No son verbos que dicen
que Dios no sabe que pasa dentro de usted, ni quien es usted, porque Dios lo
sabe todo, sino que son una petición de que Dios desarrolle un proceso en la
persona, donde le muestre su estado espiritual. Lo que el salmista está
diciendo es, muéstrame quien soy yo, hazme consciente de quien soy yo, que
clase de persona soy yo.
Dios a
través de las circunstancias, situaciones, personas nos muestra quienes somos,
en la forma que reaccionamos, con que somos tentados, cual es nuestra debilidad.
Pero tenemos que analizar algo, muchas veces el creyente se queda en este punto,
se queda en la evaluación, se queda en el EXAMÍNAME, Dios le muestra, pero no
hacen nada al respecto, no toman conciencia de su estado, no reconocen sus
problemas, sus debilidades, sus luchas, pero si no es consciente de esa condición
no va a poder salir de ahí, no va a poder avanzar. Recuerde que usted debe tener
una disposición en el proceso.
El
siguiente paso es PRUEBAME, Dios le va a probar. Dios en la vida diaria le
probará con circunstancias, personas, situaciones con el fin formarlo.
Entonces
vemos como la limpieza es un proceso por el cual el creyente tiene que pasar. No
confunda el proceso de limpieza con el perdón de Dios. Su perdón en inmediato,
no permita que la culpa, la tristeza, el señalamiento de satanás eviten que
usted se acerque a Dios. Cuando una persona no se siente digna delante de Dios
por su pecado, lo único que está mostrando es orgullo, porque realmente esa
persona no está dependiendo de Dios, no ha entendido el sacrificio de Cristo y
se esta hundiendo en su autosuficiencia. Muchas veces su lucha no está en ese
pecado específico que comete, sino en el orgullo que resulta de ese pecado al
no acogerse a su gracia, esa puede ser la raíz. Nosotros debemos acercarnos
incansablemente al Dios del cielo, sin importar lo que haya pasado, jamás se
esconda de Dios, pues es más satánica esa actitud que el mismo pecado.
Ahora, ¿le
ha pasado que a pesar de confesar su pecado no viene libertad? Veamos lo que
nos dice el Señor en Efesios 1:18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento,
para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las
riquezas de la gloria de su herencia en los santos.
Los ojos
de vuestro entendimiento (mente) son los pensamientos y los conceptos. Una de
las cosas que hace que nosotros confesemos y haya un papel activo en el cambio
es que viene alumbramiento a los ojos de la mente humana. Cuando usted se
expone activamente a la palabra lo que empieza cambiar es su manera de pensar y
sus conceptos. La confesión trae libertad para que los ojos de su entendimiento
sean alumbrados por las verdades de Cristo.
Cuando
no hay libertad después de una confesión es porque usted esta enfocando su
mirada en su YO, no en su palabra, en su promesa, ¡Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad!
Es necesario entender que Dios no juzga su pecado, porque cuando Cristo murió por usted, juzgó sus pecados en la cruz, pero si usted por ese pecado se levanta a retar a Dios, va a conocer la mano de Dios. Recuerde lo que dice la palabra en
Hebreos 10:31 !!Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
En Efesios
4:23 el Señor nos dice: y renovaos en el espíritu de vuestra mente.
Su mente
tiene espíritu, el espíritu de su mente es su actitud. La renovación de la
mente no es posible sin la confesión, muchos creyentes quieren ser renovados en
su mente sin confesar su pecado, sin tomar consciencia de ese pecado.
Si yo no
me estoy renovando continuamente, no va a venir libertad a mi mente, ese
mandamiento es para el creyente, el creyente es quien tiene el deber de renovarse,
mientras siga haciendo las cosas de la misma manera, va seguir obteniendo los
mismos resultados. Es un ejercicio activo, voluntario.
Cuando
piense en confesión, no piense en pecados grandes y dramáticos, piense en esas
cosas pequeñas que puede tener inundada su alma y usted no las ve como pecado.
Como la pereza, la negligencia, el orgullo, la mentira, etc.
Le
invito a reflexionar en esta palabra y es mi oración que esta palabra de fruto
en sus corazones y renueve sus mentes.
Bendiciones
en Cristo.
Pastor
John Jairo Camargo
Iglesia Cristiana Integral
Embajadores de Esperanza
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